Desconozco tu experiencia personal y supongo que cada uno tenemos una distinta que quizá sólo compartamos en el mal cuerpo que se te pone (normalmente uno no está deseando que le den la patada).
Hoy en día somos muchos en España los que hemos sufrido esta situación alguna vez (incluso varias). Pero no por común es menos interesante de contar.
Lo que a continuación voy a contar es realidad-ficción, como en las películas… «Algunos personajes y situaciones pueden haberse cambiado» (y de paso evitamos engorrosas situaciones legales).
Yo he sufrido esta situación dos veces en mis propias carnes. Ambas comparten algunos aspectos y otros son diferentes.
Empezaremos analizando «quién te lo dice», normalmente un superior o si éste es demasiado cobarde te lo comunicará RRHH y en los casos más ruines un simple correo electrónico. Hay auténticos especialistas en echar a la gente a la calle que encima intentan esbozarte una sonrisa; a estos te entran ganas de sacarles las entrañas con un gancho oxidado ¿a que sí?. También están aquellos que lo hacen por mandato externo y hasta lo están pasando peor que tú. Y por último están aquellos que lo hacen como quien firma un papel, cumpliendo un mero trámite e intentando que sea rapidito para ponerse a hacer otra cosa ¡diablos, que rabia dan estos! Yo en cualquiera de estos casos te recomiendo que le mires fijamente a los ojos para que se entere que no vas a flaquear y le transmitas la gran faena que te está haciendo (la estrategia de llorar o emocionarte no te va a servir de nada).
Lo siguiente a tener en cuenta es «cúando te lo dicen». En mi caso una vez fue a primera hora de la jornada de un lunes y la otra vez después de la jornada de un viernes (fuera ya de horario). Ni que decir tiene que esta última forma es «pesetera» y «cobarde»; la practican compañías que no cuidan a sus empleados o que sus jefes madrugan poco (hecho bastante habitual). Creo que hay pocos casos en que te lo digan a media jornada… a menos que ese día toque despedida en lote.
Después está «el mensaje» o por decirlo de otra forma «el envoltorio del veneno». Se utilizan muchas expresiones del tipo «estamos muy contentos contigo pero…», «ya sabes que estamos en un momento duro y entonces…», «me duele más a mí que a tí…», «el comité ha decidido que…», etc. En realidad el mensaje es lo menos importante en la situación que tenemos. Además suelen terminar con un «dínos en qué te podemos ayudar…», «ya sabes dónde estamos…» o cualquier otra hipocresía. Hay casos en que cuando empieza el discurso ya sabes de que va y otros que te pillan de improviso y no te lo puedes creer. En cualquier caso demuestra entereza y no le des facilidades al interlocutor… que hable él/ella.
Hay casos en que te dicen que no lo comentes o no lo airees ¡encima eso! Por supuesto que te recomiendo que no hagas caso y lo hables con tus colegas y amigos; además, despídete cordialmente de proveedores y clientes. Tampoco es necesario que montes una pancarta, pero, tú no tienes porqué ser el que quede mal… y además ¿qué pueden hacerte ya? También es cierto que hay empresas que mientras gestionas los papeles con RRHH te cortan el acceso a tu PC y a Internet (esto me ha pasado a mí); en este caso, utiliza el PC de un compañero…
Después viene el momento de «rumiar la noticia». No puedes evitar darle vueltas y pensar todo aquello que hiciste por la empresa y jamás te agradecieron, los disgustos que llevaste durante el tiempo en que trabajabas para ella… y surge la pregunta ¿quién me manda dejarme el pellejo por estos? Para acabar de rumiarlo necesitas hablar con alguien cercano, un colega o un familiar… ¡Estás a punto de estallar! Tienes que contenerte y pensar en tu futuro, no sirve de nada montar una bronca, hacer cortes de manga… no hagas nada que algún día pueda volverse en tu contra. Estás en la calle y punto.
Lo siguiente que analizas es «el porqué no habías cubierto suficientemente tus espaldas». Llegarás a la conclusión de que debías haber pensado más en tí… y haber dedicado algún tiempo para tentar el mercado. Ya es tarde, sólo puedes sacar una copia de tu agenda de contactos ¡Hazlo sin demora!
Antes de irte puedes decidir traspasar los trastos o que se busquen la vida… esto lo tienes que decidir tú dependiendo de múltiples factores. Y lo último que harás con dolor en tu empresa es recoger tus pertenencias, salir por la puerta y sacudirte el polvo de los zapatos.
Por tu salud mental y física busca un modo de desfogarte porque eres como un volcán a punto de erupcionar. Siempre hazlo fuera de la empresa, recuerda que si la empresa no tiene sentimientos no sirve de nada mostrar los tuyos.
Después es hora de ponerse a buscar nueva ocupación, pero, amigos lectores, eso da para otro capítulo.
Me imagino que me dejo alguna cosa por contar pero no pretendo hacer un tratado, solamente contar y compartir la experiencia. También estoy seguro de que te ves reflejad@ en algunos temas y en otros bastante menos.
Espero que te haya entretenido y hasta otro relato.
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